Por segunda edición consecutiva Caracas, ciudad anfitriona, se ha quedado sin el título. El trofeo ahora se reparte entre dos ciudades, Maracay y Puerto Ordaz, ya que este año se decidió que cada país enviaría dos bandas a Perú, otorgando el máximo galardón a las bandas Visión Real y C.E.R.E.S.
Musicalmente ha quedado demostrada la amplitud de criterio de los jueces, que en lugar de premiar sonidos extremos cómo el death metal (Predominantes en la escena local) ha apostado por sonidos más vanguardistas cómo el post-metal experimental, así cómo otros no tan vanguardistas cómo el rap-core, los cuales, sin embargo, siguen sin ser del todo aceptados por los puristas del género.
Ambas bandas tienen la responsabilidad ahora de representar a Venezuela en Perú para 2026, concursando además para participar en el Wacken Fest alemán a mediados de año, tal cómo hizo en 2025 la agrupación de death metal bolivarense Vhill luego de triunfar en Ecuador.
Tanto el rock cómo el metal más pesado, especialmente éste último estilo, son géneros minoritarios en Venezuela. La caída de la industria discográfica , la cual ha golpeado incluso a tendencias más comerciales, no es ajena a este fenómeno. La solución natural es darle proyección internacional a este tipo de agrupaciones, algo que no sólo se logra sólo con plataformas musicales esclavistas o mercadeo en redes sociales.
Felicitamos a ambas bandas por lograr llegar su clasificación a un evento internacional. Hacemos un llamado además a todas esas instituciones y empresas que suelen patrocinar a artistas (o deportistas) que representan al país en el exterior a fijarse en estos músicos los cuales, aunque no hacen folklore ni juegan fútbol ponen en alto el nombre de su país dentro de su nicho. Y a los que hacen festivales con música más suave ¿Qué tal ofrecer algo más que ser el ganador en Venezuela?
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