lunes, 6 de septiembre de 2021

(((Tutmonda Films))) Se estrena en Venezuela la película Dos Otoños en París

Luego de un año de espera, y tras haber obtenido diversos galardones internacionales, se estrena en Venezuela la ópera prima de Gibelys Coronado. El filme cuenta una historia de amor con trasfondo político.

Ernesto Soltero

 

Todo empezó con la pluma de Francisco Villarroel. Habiendo dedicado su vida al derecho internacional, lo cual incluyó la publicación de libros referentes al tema, decidió un día escribir algo muy distinto al ámbito legal: su primera novela.

El libro, publicado en 2007, contaba una historia “parcialmente autobiográfica”, en la cual dos jóvenes, de distinta procedencia y clase social, se conocían en la capital francesa, siendo ella una refugiada política, víctima de una de las últimas grandes dictaduras del cono sur.

Posteriormente en un festival de cine Villarroel conocería a Gibelys Coronado, joven realizadora egresada de la UCV, a quién le plantearía la inquietud de querer llevar al cine su historia. La propuesta avanzó más allá de las palabras, y al final ambos terminaron formando un equipo para hacer realidad su proyecto.


Contexto político

La dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay ha sido una de las más longevas y cruentas  de América Latina. Sólo un personaje de distinta tendencia ideológica, aunque idéntica naturaleza represiva ha logrado superar su record de permanencia en el poder: Fidel Castro. Como todo régimen dictatorial moderno, la persecución y las violaciones a derechos humanos fundamentales estuvieron vigentes durante su mandato.

Algo anecdótico es que, a pesar de haber sido derrocado en 1989, el legado de Stroessner sigue actualmente presente en el país sureño. El partido político con el cual estuvo vinculado el dictador sigue participando en elecciones y ejerciendo, de hecho, el poder ejecutivo.

Pero volvamos atrás. La trama se desarrolla en los últimos años de ese régimen despótico y militarista, aunque a unos miles de kilómetros de distancia, en la capital francesa. Es allí donde María Teresa, una paraguaya en el exilio, y Antonio, un venezolano cuyo motivo de estadía en la ciudad luz no es tan traumático, se encuentran. El productor aclara que no hay intención de hacer paralelismos entre ese contexto y la situación venezolana actual.

Elementos técnicos

Dos Otoños en París es una película muy bien lograda, en la cual el presupuesto es hábilmente aprovechado, sin que ello perjudique el producto final. Cuenta con un equipo el cual, en su mayoría, está integrado por personas no tan conocidas pero sí bastante talentosas. La inclusión de gente como Gustavo Michelena (quien ha trabajado con cineastas como Alfredo Anzola) en calidad de co-autor del guión o del veterano actor Raúl Amundaray, quien falleció poco después de participar en el filme, son casos excepcionales.

Hay además un buen trabajo en lo referente a vestuario y escenografía. La cinta no fue rodada en París ni tampoco en Asunción. Pero el uso de locaciones similares, ubicadas en el centro de Caracas, más el uso ocasional de la pantalla verde, logran compensar esta carencia. De esta forma aplican el recurso (aunque con un poco más de tecnología) utilizado por filmes clásicos como Casablanca, los cuales se ambientan en países exóticos como Marruecos, aunque fueron realizados, en ese caso, en suelo estadounidense.

Otros elementos a destacar son la fotografía, cortesía de Jhonny Febres, la música, compuesta por Axel Berasain (con una pieza vocalizada digna de sonar en las emisoras) y todo lo referente al trabajo actoral y de casting.

En el caso de los actores nos sorprendimos al saber que no había talentos paraguayos ni franceses. Siendo venezolanos en su mayoría, algunos se vieron forzados a aprender guaraní. Las escenas en el salón de clases, con extras los cuales parecen sacados de Argelia o Vietnam, resultan también verosímiles.

Sobre el rol de la directora

Gibelys Coronado, ejecuta bien su papel como realizadora. Es su primer largometraje, y ha obtenido bastante reconocimiento en el mundo por este trabajo, lo cual significa que se estrena en este rol entrando por la puerta grande. No obstante, en esta ocasión no es más que un instrumento para que Francisco Villarroel, quién es además intérprete de uno de los roles protagónicos, logre plasmar su obra literaria en celuloide. No es un trabajo en el cual Coronado logre expresar sus inquietudes personales, aunque tampoco es esa su búsqueda.

La colaboración entre el productor y la directora, no obstante, continuará al menos por otra cinta más. El filme Tango Bar, próximo a estrenarse, está basado también en una historia de Francisco Villarroel, y cuenta también con la dirección de Coronado. El futuro nos dirá si esta realizadora venezolana, quién se encuentra actualmente en República Dominicana por motivos laborales,  será capaz de realizar un cine más personal y propio.


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