De la obra El Círculo de Tiza (Nombre incompleto ya
veremos por qué) se pueden decir unas cuántas curiosidades. Para empezar, fue
escrita por Bertold Brecht, dramaturgo alemán con orientaciones ideológicas
socialistas, durante su exilio en la meca del capitalismo. Pese a su mensaje,
el libreto estaba destinado a ser representado en Broadway, evento el cual
nunca ocurrió, y fue elaborado casi por encargo. A todo esto añadimos que la
historia no es totalmente original, es una variación de un texto chino (Considerado
pieza maestra) del siglo XIV.
El Círculo de Tiza Caucasiano, obra
estrenada a finales de los años 40 en Minnesota, Estados Unidos, es una
variante no sólo del drama original del asiático Li Hsing Tao. Anteriormente
otros autores tales como el también germano Kablund así como el compositor
austriaco Alexander von Zemlinsky habían hecho versiones libres de la obra,
aunque siempre respetando el contexto histórico y geográfico.
Brecht creó su propia versión del drama asiático, ubicándolo en pleno siglo XX
en Europa Oriental. De ahí el apelativo de “Caucasiano”, el cual ha sido
eliminado en esta nueva versión escenificada este mes de agosto en la ciudad de
Caracas por un grupo de estudiantes del Centro TET. Una puesta en escena la
cual analizaremos a continuación.
¿Qué nos aporta esta nueva versión de éste drama
(con tintes de comedia) del gran dramaturgo teutón? Posiblemente la música. Si
bien, la pieza fue concebida originalmente para incluir también cantos, nunca
han existido melodías obligatorias para su representación. En algunos montajes
de hecho se obvia ese aspecto y se recitan pasajes como si fuesen poemas. Aquí
se ha optado por crear melodías propias las cuales nos remiten más al Caribe,
Andalucía o al Bronx que al Cáucaso. Algún eco oriental se percibe, sin
embargo, en lo que podría ser la canción principal.
Más allá de la trama (De la cual hablaremos
seguidamente) es notable la coordinación escénica y musical de unos actores los
cuales, en su mayoría, no son músicos, pero cuentan con capacidades vocales y
rítmicas. La música suena sin necesidad de amplificadores, contando no sólo con
el canto, sino también con instrumentos de percusión, cuatro venezolano o
trombón. El austero espacio de la Sala TET se presta, acústicamente, para este
tipo de montaje escénico.
Guillermo Díaz Yuma y Joe Justiniano logran
acoplar, de esta manera, a un elenco coral de casi treinta actores, quiénes no
sólo recitan su parlamento o se dedican a la parte musical, sino que también
ejecutan movimientos coreográficos.
En cuanto al argumento, sin ánimos de hacer
“spoiler” (Y por favor, no busquen tampoco el resumen en Wikipedia sin ver la
obra primero) no podemos sino reflexionar sobre su vigencia en la Venezuela
actual.
Pese a que Brecht tenía sus inclinaciones
ideológicas, la obra puede prestarse a distintas interpretaciones, dependiendo
de nuestro conocimiento del contexto histórico y social y también de nuestro
punto de vista. A veces dudamos si Brecht realmente estaba halagando a la
revolución o si más bien aprovechaba de criticarla (mediante la sátira)
disimuladamente.
No obstante, temas cómo el abuso de poder político,
el clasismo y el tema central del guión, que es la maternidad desde un punto de
vista salomónico, siempre se entenderán, independientemente de nuestros ideales
sociopolíticos.
Lo mejor, en todo caso, es que sea el espectador
quién se forme su propia opinión al respecto.
El Círculo de Tiza, versión de El Círculo de Tiza
Caucasiano de Brecht, se está presentando los sábados y domingos de Agosto, a
las 4:00 pm en el Teatro Luis Peraza, perteneciente al Centro TET.
Para quienes no se ubican, la sala está ubicada a un par de cuadras de la
Estación Metro Los Símbolos, al lado de la Iglesia de San Pedro.
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